El kayakista nunca tiene suficiente leña

Nunca es suficiente leña

¿Sabías que un fogón se puede convertir en un infierno en la isla o el bosque?

Cuando acampamos o solamente frenamos un rato a calentar el agua para el mate, es importante tomar varias medidas de precaución que subestimamos por costumbre o confianza excesiva; no solo hay que ver hacia donde van las chispas de la fogata para que no se nos queme nuestro kayak… Sino que debemos interpretar de dónde viene el viento y hacia dónde va, limpiando el piso y alrededores del sector, además de “cercar” a la fogata con un espacio de al menos el doble de alto de las llamas con tierra pelada a mineral, a fin de evitar que se propague.

En caso de mucho viento puede ayudar hacer un pozo, para que la fogata sea más eficiente no quemando tanta leña por el aire inyectado por Eolo (dios del viento) como también conteniendo las chispas que puedan escaparse. Debemos observar si la hacemos debajo de un árbol para no quemar las raíces dado que generamos tanto calor subterráneo que no lo veremos pero que después puede surgir un incendio por medio de las raíces, como a su vez con la convección no incendiar las hojas o ramas superiores. Jamás debemos irnos a navegar o caminar por un rato estando el fuego vivo por más que esté planeado regresar, solo son algunos pequeños consejos para cuidar nuestra querida naturaleza y que el fuego no nos domine a nosotros.

Parece a propósito que cuando queremos prender el fuego muchas veces nos cuesta, pero con solo descuidar una brasa se puede reavivar, evitar malas prácticas nos va a dejar tranquilos al abandonar nuestro campamento

Santiago Martín es Bombero Voluntario de la ciudad de Arroyo Seco, Santa Fe y Brigadista Forestal Voluntario.